Tarta de espinacas sabrosona

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Creo que todos los que nos gusta la cocina hemos superado con creces aquello de que la comida vegetariana es un muermo. Ese tópico ha sido desterrado por siempre jamás gracias a la fuerza de los hechos: lo verde mola. Las recetas realizadas con ingredientes vegetales son ricas en matices, suntuosas y llenas de sabor. Además, el hecho de que no lleven carne estimula la creatividad: te ves obligado a encontrar aderezos y maneras de combinar ingredientes que sustituyan el potente sabor de la carne y logren realzar el sabor del plato.

Esta receta es sencilla de hacer y es una auténtica explosión de sabor. Pese a eso, aun puedes dejarte llevar y disfrutar del delicado gusto de las espinacas, divinas ellas. Es parecido a una quiche, solo que esta tarta lleva menos relleno que la quiche, por lo que resulta más sana y digestiva. Es perfecta paras tomarla como entrante o como plato ligero acompañado de una gran ensalada.

Ingredientes

  • 1 lámina de hojaldre fresco
  • 350 gr de espinacas congeladas
  • 1 cebolla
  • 2 huevos
  • 2 yemas
  • 250 ml de nata (o una taza)
  • 1 taza de parmesano rallado
  • Mantequilla
  • 1 cucharada colmada de mostaza de Dijon
  • Sal y pimienta recién molida
  • Nuez moscada

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Preparación

Precalentamos el horno a 200 ºC

Picamos la cebolla. En una sartén grande calentamos un par de cucharadas grandes de mantequilla, echamos la cebolla, añadimos un poco de sal y comenzamos a rehogar a fuego bajo ommedio hasta que la cebolla esté dorada. Mientras se dora, descongelamos las espinacas.

Cuando esté dorada, añadimos un par de cucharada de mantequilla más, subimos la temperatura del fuego y añadimos las espinacas. Salteamos todo durante cinco o diez minutos.

En un cuenco aparte, mezclamos la nata, los huevos, las yemas, la mostaza. Añadimos media cucharadita de nuez moscada, molemos un poco de pimienta y sal al gusto. Por último, echa el queso parmesano. Removemos bien.

Forramos un molde circular con la masa de hojaldre, cortando con un cuchillo la masa sobrante. Pinchamos un poco la base para que se haga bien.  Echamos las espinacas y la cebolla en el fondo, repartiendo uniformemente. Vertemos por encima la masa que acabamos de hacer. Metemos al horno durante unos treinta minutos o hasta que la superficie se haya dorado bien.

Ensalada de calabacín y avellanas con vinagreta

Ensalada de calabacín y avellanas

Vale, es verde. Muy verde. Y fácil. Requetefácil. Pero está buenísima, sanísima y sorprende su sabor. Es ideal para aplacar conciencias que han pecado durante un fin de semana entero con comida basura, alcohol y otros excesos. Si, asistentes al Primavera Sound, podéis daros por aludidos. Esta ensalada, acompañada de un Bloody Mary, os quitará la resaca, o al menos os dará la ingenua sensación de haber sido un poco menos malos. Solo necesitas unos cuantos ingredientes frescos y un bol grande.

 

Ingredientes (para 2 personas)

  • 1 bolsa de ensalada mezclum
  • 1 calabacín grande
  • 2 puñados de avellanas partidas por la mitad.
  • 200 gr de queso curado a trocitos, lascas de parmesano o queso de cabra
  • Sal maldon

 

Para la vinagreta

  • Un chorro generoso de aceite de oliva virgen
  • Dos cucharadas de mostaza a la antigua
  • Un chorrito de vinagre de Módena

 

Preparación

Comenzamos por filetear el calabacín y hacerlo a la plancha con un poco de sal. Reservamos.

Preparamos la vinagreta mezclando los ingredientes en un vaso.

Mezclamos en un bol grande el resto de ingredientes y coronamos con el calabacín templado y las avellanas. Añadimos la vinagreta por encima, espolvoreamos sal Maldon y ¡voilà!

 

 

Saquitos de espinacas, feta y tomate seco

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Ayer, sábado por la noche, hace un frío del carajo y te sientes vago-vago… tan vago que ni piensas bajar al súper que está a punto de cerrar ¿Qué hacer? Pues rebuscar entre las sobras y escudriñar cajones y altillos en busca de algo comestible que llevarnos a la boca.

Y ese algo resultó ser un manojo de espinacas congeladas, queso feta, tomates secos y hojaldre congelado. Así que decidí hacer saquitos: más fácil y apañao imposible. El resultado no estuvo mal y al menos te sacan de un apuro.

Esta receta es tan versátil que puedes rellenar los saquitos con lo que te apetezca: calabacín, nueces, champiñones, jamón… ¡Lo que sea!

Por cierto, acompañamos los saquitos con un Gémina Reserva, D.O. Jumilla, un vino tinto con cuerpo, no tan refinado como los de otras denominaciones, pero a nosotros nos supo a gloria.

Ingredientes:

  • Dos tazas de espinacas congeladas
  • 100 gr de queso feta
  • 2 tomates secos
  • 1 masa de hojaldre congelada o refrigerada
  • una cebolla pequeña o media grande
  • un puñado de piñones
  • un diente de ajo

Precalentamos el horno a 200º y ponemos la masa de hojaldre a descongelar, si procede.

Cortamos a rodajas muy finas la cebolla y la empezamos a sofreír a fuego lento. Añadimos el ajo bien picado y rehogamos. Al cabo de cinco minutos añadimos los tomates secos, los piñones y las espinacas previamente descongeladas. Seguimos rehogando y añadimos el queso feta cortado a daditos (se habrá desmigajado bastante al cortarlo: tanto mejor). Removemos un poco más y apagamos el fuego.

No es necesario salpimentar porque el feta y los tomates son elementos muy salados.

Cortamos la masa en cuatro cuadrantes. En cada cuadrante depositamos un par de cucharadas de la mezcla, o las que admita. Cerramos el cuadrante como si fuera una empanadilla, es decir, sellando los bordes con los dedos. Repetimos la operación con el resto de cuadrantes.

Se pueden meter directamente al horno o podemos pintarlos con un poco de huevo batido y espolvorearlos con semillas de amapola. Hornear durante quince minutos y ya tienes cena improvisada.