Helado de cerezas para celebrar el verano

cherry

Esta receta de helado es para celebrar el verano, la vida y todas las cosas buenas que nos pasan a diario, que son muchas aunque a veces no nos demos cuenta. Las cerezas son una fruta maravillosa, sabrosa, dulce y con un punto ácido, perfectas para la repostería; además traen buenas noticias, nos dicen que el verano ya está aquí. La intensidad del color del helado es una inyección de optimismo y es inevitable que nos traiga recuerdos de la infancia. ¿Quién no se ha pegado de pequeño grandes atracones de cerezas? Seguidos de un dolor de estómago de esos que hacían historia.

Si no tenéis deshuesador de cerezas os recomiendo que os compréis uno. Son muy baratos y facilitan la tarea de quitar el hueso un montón. Si no tenéis uno, no pasa nada, os armáis de santa paciencia y ya está.

Esta receta de helado de cerezas se puede hacer con o sin heladera. Yo esta vez lo he hecho sin heladera y me ha sorprendido que quedara tan bien.

Ingredientes

  • ½ kg de cerezas deshuesadas
  • 180 gr de azúcar
  • 1 yogur griego
  • 250 ml de nata para montar

Preparación

Colocamos las cerezas en un cazo y calentamos a fuego lento junto al azúcar durante unos quince minutos. Dejamos templar y trituramos hasta conseguir una textura más o mneos fina (dependiendo de si os gustan los tropezones o no). Mezclamos con el yogur.

En un cuenco echamos la nata y la montamos. Con cuidado mezclamos con el puré de cerezas. Echamos en un táper y metemos al congelador. Cuando empiece a cuajar (al cabo de una media hora o tres cuartos) removemos para que no cristalice. Repetimos la operación cada veinte minutos hasta que esté cuajado del todo el helado.

¿Quieres probar con otra receta de helado? Prueba con este helado de té matcha

Hummus sencillo de garbanzos

hummus

 

Hummus en árabe significa “garbanzo” por lo que este plato vendría a traducirse (tal y como lo he titulado) como “garbanzo de garbanzos”. Parece una idiotez pero no lo es tanto. Aunque la base del hummus casi siempre es de garbanzo, este plato admite infinidad de variaciones y puede complementarse con multitud de ingredientes que nos podemos sacar tranquilamente de la manga. Por ahí he visto un Hummus con pimientos y pistacho que he estado muy tentada de hacer (¿se parecerá a la Muhammara que preparé hace tiempo?), pero es solo un ejemplo de los cientos que puedes encontrar en la web.

Esta receta es perfecta para dipear en el aperitivo. Preséntala con un pan de pita recién horneado y no necesitarás muchos prolegómenos más para llegar al plato fuerte más feliz que una perdiz. Bueno, si además haces una tapenade de aceitunas negras y un baba ganoush, tendrás la santísima trinidad de los untables en tu mesa… y a tus comensales a tus pies. Es que pocas cosas hay que superen a las aceitunas, las berenjenas y los garbanzos.

Por cierto, el origen del plato se lo disputan árabes e israelíes (parece que el conflicto se extiende hasta lo gastronómico).  Quizás debieran ver el documental Make hummus not war, un film que afirma que este plato podría hacer  que ambas partes llegaran a entenderse.

Ingredientes

  • 400 gr de garbanzos cocidos de bote (escurridos)
  • 2 dientes de ajo
  • 2 cucharadas de pimentón de la Vera
  • Sal
  • Un ramita de perejil
  • 1 cucharada de comino
  • Aceite de oliva virgen
  • 4 cucharadas de tahina o de sésamo (tostado o crudo)
  • El zumo de un limón

 

Preparación

Machacamos los dientes de ajo con un mortero. En un cuenco trituramos los garbanzos. Añadimos los ajos, la tahina, un chorro de aceite muuuuy generoso y el zumo y trituramos un poco más hasta obtener una pasta fina. Cortamos fino el perejil y añadimos a la mezcla, junto al pimentón y la sal. Probamos y rectificamos de sal y aceite si es necesario.

Lo servimos fresco, con un chorrito de aceite y un poco de pimentón espolvoreado. Acompañamos con el pan de pita caliente.

Ternera guisada al estilo Thai

ternera thai

De vez en cuando en la vida te topas con uno de esos libros que se convierten en el eje central de tu cocina diaria. Un imprescindible de los platos de todos los días con las hojas con manchurrones de grasa y dedazos a tutiplén, que te sirven para la agenda gastronómica de la familia de lunes  a viernes y para una cena más especial con tus amigos. La comida de la familia, del afamadísimo Ferrán Adriá tiene pinta de convertirse en eso y mucho más. Está plagado de recetas ricas para hacer todos los días, pero con un toque especial. Desde el clásico Ossobuco de ternera italiano hasta Cochinita Pibil (mmmmmm).

La familia a la que se refiere Ferrán no es otra que su “familia” del Bulli, es decir, sus compañeros de trabajo y empleados del restaurante, con los cuales pasaba horas y horas. A las seis y media esa gran familia de 75 cocineros se sentaban a comer/cenar y no precisamente la alta cocina que se degustaba en el Bulli, sino los platos de toda la vida (sean de aquí o de China).

Esta receta de ternera thai se guisa lentamente, de manera que la carne queda tiernísima. El sabor del coco y el curry te garantiza un viaje sensorial a la a antigua colonia británica. 100% guaranteed.

Ingredientes

  • 1 kg de ternera cortada en filetes finos
  • 1 cucharada de jengibre fresco rallado
  • 1 manojo de cilantro fresco picado
  • 1 cucharada de pasta de curry
  • 300 ml de leche de coco
  • Sal y pimienta
  • Aceite de oliva.

Para acompañar: arroz hervido

 

Preparación

En una olla de fondo amplio vierte medio dedo de aceite y sofríe durante algunos segundos el curry y ¾ partes de la leche de coco. Coloca los filetes en el fondo de la olla, previamente salpimentados. Guisa a fuego medio o bajo durante al menos una hora (yo lo dejé una hora y media), removiendo suavemente de vez en cuando para que no se pegue. Al finalizar el tiempo de guisado, rectifica de pimienta y sal, añadimos el resto de leche de coco y el cilantro.

Servimos acompañado de arroz. También podemos acompañarlo de pan de pita.

 

Banana bread tradicional

la foto (3)

 

En primer lugar, perdonad el horror de foto. No estaba inspirada y me salió este trozo corcho.

Ésta receta es una versión más clásica del Banana bread, más sencilla y no tan calórica como aquélla que hice de Banana bread al estilo de Mikel y –reconozcámoslo- no tan buena. Pero es una buena opción si quieres un dulce no demasiado empalagoso para acompañar tu té. El dulzor natural de los plátanos sustituye en gran medida al azúcar (solo hemos puesto 100 gr) y es muy nutritiva.

Ingredientes

  • 175 gr de harina
  • 50 gr de copos de avena
  • 100 gr de azúcar
  • 100 gr de mantequilla a temperatura ambiente
  • 1 sobre de levadura
  • 1 pellizco de sal
  • 100 gr de nueces troceadas
  • Un poco de nata montada
  • 3 plátanos muy maduros
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla
  • 2 huevos ligeramente batidos

 

Preparación

Precalienta el horno a 170 grados

Mezcla en un cuenco la mantequilla y el azúcar. Añade los huevos y la esencia de vainilla. En otro cuenco mezcla la harina, la sal, el azúcar y la  levadura. Junta ambas mezclas y remueve hasta que esté homogéneo. Aplasta los plátanos con un tenedor y échalos a la mezcla junto con las nueces. Vierte tres o cuatro cucharadas de nata montada (yo lo hice a ojo con un bote de spray de nata montada que tenía en casa) e intégrala con movimientos envolventes.

Prepara un molde rectangular con papel de horno y vierte la masa. Aplana la superficie con una espátula. Puedes decorar con almendra picada o azúcar. Cubre el molde con papel de aluminio porque de lo contrario se quemará la superficie. Hornea durante una hora y cuarto o hasta que al insertar un palillo en la masa, éste quede limpio al extraerlo. Quita el aluminio cuando queden unos treinta minutos para que finalice el horneado.

Saca del horno y deja enfriar sobre una rejilla.